
Escribo para esa minoría que considera este filme como la encarnación del horror, no sólo en sus aspectos técnicos y artísticos, sino también en los contenidos y la manera de presentarlos. Tal vez lo peor del mismo sea esa universal y benévola recepción de esta producción por las buenas gentes que se emocionan con que los niños protagonistas sean pilluelos de suburbios, esa buena gente que sale contenta del cine tras contemplar esta pornografía de la miseria.
Comenzaremos por el libro que da origen a la película: Q & A de Vikas Swarup y empezaremos a toparnos con las trampas que convierten esta producción en una película de chinos. La contraportada afirma que abarca los géneros más diversos, pero sólo se encuadra en uno: la fábula milesia, cuentos de la mil y una noches o como dirían nuestras abuelas: cuento de la buena pipa. Sin duda Oriente tiene otras formas de literatura, pero a Europa sólo envía esas colecciones de cuentos que parece que se relatan los mercaderes en los fondacos o caravasares por las noche. Q & A se estructura en flash-back y se desordena aposta la vida del protagonista, pero sigue en esa línea narrativa tan antigua como Mohenjo-Daro.
La contrapartada afirma que que Rama Mohammad Thomas pertenece al club de los grandes protagonistas de novela, pero de hecho es poco más que un fantasma que enlaza las diversas historias. No es que el redactor de la reseña destaque por sus aciertos. Así dice que Rama es analfabeto y sin embargo es capaz de leer en inglés (y en todos los capítulos lo demuestra).
Q & A ha sido traducido al castellano como ¿Quiere ser millonario? y ostenta en la portada el cartel oficial del filme. Cambios semejantes se han hecho en las ediciones del resto de los países, pero lo cierto es que apenas si existen semenjanzas entre el libro y la película. Aprovechando el éxito de 'Slumdog' lo que se debería haber editado es el guión y no una novela que varía hasta en el nombre del protagonista, pero esta decisión quedaría como... ¿honesta?...
Pasando al filme el guión no se detiene en explicar incogruencias de la talla grande (así se pregunta pero no se resuelve cómo el protagonista es elegido para el concurso o se nos presenta a Jamal vagando sin que nadie le eche cuenta tras ganar un concurso que ha visto toda la India), los personajes son planos, todo resulta previsible -hasta las preguntas- y el final es una apoteosis desquiciada: El protagonista vuelve con la chica que ya está envilecida hasta la trancas y el amigo -Salim- se autodestruye en una escena sin sentido que desafía todas las interpretaciones. Este Salim se presenta como el contrapunto de la inocencia de Jamal, pero es gracias a las bellaquerías de Salim como ambos salen adelante. No debiera extrañarnos que se nos presente de forma negativa al único personaje que huye del encefalograma plano.
En la puesta en escena de esta historia se incluyen panorámicas hermosísimas con una fotografía muy cuidada, pero de nada sirven ante un guión que naufraga en los primeros cinco minutos del filme, el recurso al videoclip cada vez que se inicia un capítulo nuevo de las vidas de Jamal y Salim y una complacencia por lo peor de la India (miseria, corrupción policial, explotación de menores...) que por cierto en el libro no aparece tan acentuada.
No creemos ser unos timoratos que se asusten por las evidencias del Tercer Mundo. Lo que no soportamos es que se presenten como inevitable 'color local' o incluso que se demuestre que se puede ser feliz viviendo entre basura. La crítica se empecina en emplear el término 'dickensiano', pero el novelista describía para realizar crítica social y aquí no se pasa de la écfrasis. Convergen en este filme el capitalismo más brutal, la calma chicha de los trópicos y ese terrible indiferencia rayana en el autismo de las religiones del Indostán. Como además los protagonistas medran y acaban millonarios pues la gente se emociona como si se les proyectase una película de Marisol.
Hay un momento del filme en que los protagonistas vuelven a su ciudad natal y Salim dice que Bombay ya es Mumbai. Parece que es el ascenso del gigantesco país a la categoría de estado en vía de desarrollo. Pero de hecho es el paso de la India de los suburbios a la de la especulación inmobiliaria, la delicuencia organizada y la televisión basura. Gracias a Dios ha habido críticas por el panorama colonialista que dibuja del país, pero aun así sus habitantes han celebrado el éxito del filme con la misma inocencia que los lugareños de 'Bienvenido Míster Marshall'.
¿Por qué este proyecto deleznable ha tenido éxito? Porque al presentar la miseria como componente indisoluble de los trópicos, absuelve al espectador occidental de su parte de responsabilidad en la desigualdad del mundo; porque la historia acaba bien (y todo el mundo bailando en plan bollywood); porque los videos se dejan ver y no apelan a la razón; porque como buen producto kitsch es una mezcla de referencias literarias y cinematográficas (desde 'el Lazarillo' hasta 'Cidade de Deus'); porque Hollywood quiere reconocer el mercado asiático (por puro interés crematístico); en fin, porque la producción reitera la trama sentimentaloide de la propia película: unos niños de favela llegan hasta la alfombra roja. En su metrópoli sigue reinando la miseria y la corrupción, pero ellos al menos han escapado por la puerta grande.
En fin, la lluvia de oscars se puede explicar por otro factor: premiar la ilusión. Borges se quejaba de que en sus inicios de carrera literaria se premiaba a las figuras consagradas y cuando él llego a serlo el Nobel era un concurso que descubría nuevos talentos. Ahora hemos sufrido una nueva revolución que los españoles conocemos muy bien gracias a Rosa, la de operación triunfo: se valora la ilusión del concursante por encima de todas las cosas. Aquel que dé más pena, aquel que se piensa que sueña con el premio como algo inalcanzable, pues éste es el ganador. El premio de consolación ha pasado a ser el gordo de la lotería. Los jurados se escoran en un naufragio de benevolente sensiblería. Todo esto es una declaración de guerra al talento, pero la discriminación positiva siempre se vende bien.
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'Slumdog Millonaire' ha sido traducido al castellano como '¿Quiere ser millonario?'. En realidad seria 'Perro callejero millonario'. Se trata de una producción inglesa dirigida por Danny Boyle y estrenada en el 2008. En el fotograma el actor Dev Patel en el papel de Jamal Malik.
Esta imagen procede de 'rotten tomatoes', una página que hemos recomendado una y otra vez. Este es el enlace:
www.rottentomatoes.com/m/slumdog_millionaire/pictures/10....
Posted by iesluisvelez on 2009-03-04 20:31:15
Tagged: , IES 'Luis Vélez de Guevara'
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